Los mercados financieros de Wall Street experimentaron una jornada de turbulencia tras la publicación de datos sobre la inflación en Estados Unidos, que resultaron ser menos alentadores de lo esperado. Esta noticia generó presión sobre los precios y provocó una serie de reacciones negativas en los índices bursátiles.
El Dow Jones, uno de los principales indicadores del mercado, sufrió su mayor caída diaria en un año, registrando una pérdida del 1.55%. Por su parte, el Nasdaq Composite, conocido por su alta concentración en empresas tecnológicas, cayó un 2%, mientras que el S&P 500 se hundió un 1.6%.
La reacción negativa también se vio reflejada en el mercado de bonos del Tesoro, donde los rendimientos aumentaron significativamente. En particular, el rendimiento de los bonos a dos años, que está vinculado a las expectativas de tasas de interés, experimentó un aumento notable del 0.18%, alcanzando el 4.65%, su mayor movimiento diario desde marzo del año anterior. De manera similar, el rendimiento de referencia a 10 años aumentó 0.14 puntos hasta el 4.31%.
Estos movimientos en los rendimientos de los bonos se explican por la relación inversa entre los precios y los rendimientos. Es decir, cuando los precios de los bonos caen, los rendimientos tienden a subir.
Los datos sobre la inflación fueron una sorpresa para muchos economistas, ya que las previsiones apuntaban a una inflación anual del 2.9% en los precios al consumidor. Sin embargo, los datos reales mostraron una cifra más alta, con una inflación del 3.1%, frente al 3.4% reportado en diciembre.
Esta noticia llevó a los inversores a reevaluar sus expectativas sobre una posible acción de la Reserva Federal para recortar las tasas de interés. Anteriormente, se había especulado que la Fed podría tomar medidas en mayo, pero las nuevas cifras de inflación llevaron a una disminución en las apuestas sobre esta posibilidad, pasando de un 50% a un 30%.
En resumen, los datos sobre la inflación en Estados Unidos tuvieron un impacto significativo en los mercados financieros, generando volatilidad en los índices bursátiles y provocando un aumento en los rendimientos de los bonos del Tesoro.